Cañuelas transcurrió uno de los años más flojos en materia futbolística desde su estadía en la Primera ‘B’. Sin un rumbo claro, el equipo tuvo tres entrenadores en el Apertura, los refuerzos no rindieron y en el medio hubo un clima político agitado por las elecciones. A pesar de los embates, la empresa gerenciadora del Fútbol Profesional se mantuvo al frente del barco y Miguel Plasencia, empresario gastronómico cordobés, reconoció los errores del primer semestre y se tiene fe para todo lo que se viene.

El administrador llegó al club para dar una mano en el Fútbol Juvenil. De a poco, tomó ascendencia en algunas decisiones y vio el espacio y el momento para invertir en las actividades que se desarrollan en el estadio Jorge Arín. Pero su historia arrancó mucho antes, como colaborador de los más chicos con su empresa de galletitas Pozo. Desde su lugar, ayudó al plantel que se gestó y que terminó ascendiendo a la ‘C’ en 2014 y a partir de ahí, transitó todo el camino y trasladó sus contactos comerciales y sponsors a la Primera División.

La crisis económica del país y la pandemia no lo alejaron del club. Es más, tuvo más alegrías y festejó el gran salto a la ‘B’ Metropolitana. Entonces, tomó las riendas y tuvo un trabajo activo en el manejo del presupuesto. El plantel ‘tambero’ es uno de los más bajos de la categoría. Los más de 2 millones de pesos no alcanzan para costear los sueldos y el mantenimiento del fútbol; es por eso que Plasencia se autoabastece con sus propios sponsors.

-¿Cómo llegó a Cañuelas?

-Empecé en el club formalmente hace cinco años. Llegué a las inferiores de la mano de Daniel Roncoli y tuvimos que armar todo desde cero. Empezamos a trabajar con los más chicos y nos afianzamos durante tres años. Luego, el presidente me pidió una mano con el plantel profesional y empezamos a intercambiar conceptos con la dirigencia. Fue un proceso, se fue dando todo y hace un año que estamos metidos de lleno con la Reserva y la Primera.

-¿Cuál es el balance que hace de la primera etapa del año?

-Creo que, de manera determinante, fue un primer semestre negativo. Lo admito, pensé que podíamos andar muy bien con las incorporaciones que tuvimos, pero así es el fútbol, no se nos dio. Nos condicionó la lesión repentina de Ezequiel Morales, nos afectó en la agenda y movimos el mercado con la llegada de Luis Ardente, algo que tampoco salió como esperábamos.

-¿Con los entrenadores pasó lo mismo?

-Sí, apostamos a la continuidad de Gastón Díaz en la Primera, ya que venía trabajando con la Reserva y no le fue bien de entrada. Hizo sus primeras armas como entrenador, algo que no es muy sencillo. Veníamos de un ajuste lógico y tras la salida de Díaz, elegimos a Rolando Bertolini. Por suerte, el equipo dio muestras de mejoría en la última parte.

-Y en general, ¿cómo analiza la gestión de la empresa en estos años en el club Cañuelas?

-En términos generales, bueno. Estamos trabajando seriamente, venimos promocionando muchos chicos y el club, en cuanto a la materia futbolística, está saneado y con muchos proyectos. Obviamente, también sé que en este último torneo, como dije, no nos fue bien, pero estamos con la idea de revertir esta situación.

-¿Se puede dar otra venta histórica como la de Natanael Guzmán al Montevideo City de Uruguay? (NdR: al club le ingresaron 3 millones de pesos en 2020 por un porcentaje de la transacción).

-¡Por supuesto! Tenemos a varios chicos que están trabajando con muchas ganas en todas las divisiones formativas y en la Reserva. A fin de año, esperamos concretar alguna venta de renombre, es el negocio de la empresa: apostar y coronarnos de manera deportiva y empresarial. Un buen traspaso nos sirve a todos: a la gerencia, al club y al deporte en sí, porque Cañuelas se hace conocido y traspasa las fronteras.

-¿Cuáles son los chicos a seguir con atención?

-Y... en realidad hay varios. Cañuelas es uno de los equipos que más juveniles promovió a Primera en los últimos años en la categoría, eso habla de un trabajo en conjunto. Nosotros acompañamos a muchos pibes que arrancaron con nosotros en Octava División. Puedo citar a Santiago Sosa, Carlos Aguirre, Alex Morales, Brian Guerrero y muchos más. A todos ellos los fuimos siguiendo desde el arranque y vimos toda la evolución. Estoy seguro que cualquiera de ellos puede jugar en cualquier categoría de nuestro fútbol.

-¿En qué escenario quedó la gerencia luego de la interna política que culminó con la asunción de Marcelo Ponce como presidente?

-En ninguno, no cambió nada para nosotros y no tuvimos problemas con ninguna de las agrupaciones que se postularon. Todos saben el trabajo que hacemos y, por suerte, no nos pusieron obstáculos. 

-¿Cómo se sustenta el fútbol y cómo está en materia económica?

-Básicamente, con el ingreso de AFA y con los sponsors, que los acercamos nosotros. Siempre falta algo y desde nuestra parte aportamos para completar y poder cumplir en todos los frentes. Nos movemos con un presupuesto y en base a eso, manejamos los contratos. Podemos decir que estamos al día, respetando todo lo firmado y las rescisiones. Pagamos todo lo pautado.

-¿Qué pasó con Cristian Chávez?

-Estuvo lejos de lo que esperábamos, nada más. Las dos apuestas fuertes no nos salieron bien, hay que reconocerlo. Después, nada del otro mundo, tuvimos un arreglo por cuatro meses y creíamos que no tenía sentido esperar hasta el último momento con el torneo finalizado.  El jugador se portó muy bien con nosotros y terminamos el vínculo en buen término.

-¿Van a apoyar a Ardente en estos próximos meses?

-Sí, claro. Es un arquero de gran experiencia y de parte de la gerencia tiene todo el respaldo. Acá, todos creemos que todos van a mejorar, es lo que esperamos.

-¿Cuál es el objetivo a largo plazo?

-Tenemos en mente seguir promocionando chicos para que el primer equipo se nutra de los valores del semillero. Hay un trabajo mancomunado en todas las Inferiores del club y eso se ve reflejado en los pibes que debutan en Primera. Nosotros, como gerencia del fútbol de la institución, tenemos contrato hasta fines de 2024.