Caso Romina Ruiz Díaz, el juicio: crudo testimonio de su hermana
Comenzaron las audiencias por el femicidio de la enfermera del barrio Peluffo. Gisela declaró en los Tribunales de La Plata sobre el vínculo que la víctima tenía con el acusado, Mauricio Wilvers. “Ella y su hijo le tenían terror, los manipulaba”, dijo.
Gisela Karina Ruiz Díaz pidió que el hombre acusado de matar a su hermana no estuviera presente en el recinto a la hora de su declaración. Debió alzar su voz tenue a pedido de los jueces. Sostenía la mirada, pero los ojos se le llenaron de lágrimas al recordar lo que pasó en la casa del barrio Peluffo, donde Romina, una enfermera de 36 años, fue hallada moribunda hace tres años.
La mujer escuchó las repreguntas de los magistrados en el juicio a Mauricio Wilvers, quien no fue retirado de la sala, pero debió seguir su relato de su ex cuñada desde el fondo de una habitación pequeña de la sala de audiencias en el Fuero Penal de La Plata, donde ayer se llevó a cabo la segunda jornada del femicidio de Romina, ocurrido el 12 de marzo de 2020.
“Era una relación violenta. Solía sacudir las cosas y mirar mal a mi hermana. También, decirle que todo lo que pasaba era por su culpa. Escuché gritos y también me parece que había zamarreos. Había que hacer lo que él decía. Manipulaba a ella y a los chicos. Nosotros, más de una vez, íbamos a visitarla y a disfrutar de un día lindo en la casa que tenían con árboles, pero nos teníamos que ir en el medio del camino, porque él lo ordenaba. Y en su último cumpleaños la agarró del cuello. Tuvimos que irnos de la casa”, contó la hermana de la víctima en su declaración ante los magistrados del Tribunal Oral Criminal 2.
La mujer también recordó: “Le rompía los celulares. Y también le cortó el teléfono de línea, que era la única vía que tenía mi hermana para poder comunicarse nosotros”.
Asimismo, aseguró: “Con su familia no tenía problemas. Sus padres podían llegar sin inconvenientes a la casa; el resto, no. Todo pasaba por él. Mi hermana no podía resolver nada. Y tanto ella como su hijo Bastian le tenían terror. Con sus 3 años, mi sobrino pudo decirme que salió corriendo de su casa y pidió ayuda porque su mamá estaba ensangrentada. Pero ella también llegó a decirme que lo iba a poder cambiar y nunca sucedió”.
En tanto, un segundo testigo,dijo que recogieron gotas de sangre, huellas y la vaina de una cuchilla, además de botellas y prendas de vestir, de la casa donde ocurrió el femicidio. “Adentro de la vivienda y en los alrededores de la misma se levantaron manchas de sangre. Pudimos establecer que el hecho ocurrió en el interior, mientras cocinaban, y la víctima y el victimario se trasladaron afuera de la misma”, sostuvo Walter Costa, perito policial.
La tercera jornada continuará el miércoles con más testigos. Además, se anunció que el acusado dará su testimonio una vez agotadas las pruebas.
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