Argentina aplastó a Croacia y ¡finalista!

El desenlace del partido encuentra a los jugadores saltando, cantando como hinchas. “Muchaaaaaachoooos, ahora nos volvimos a ilusionar”, baja desde la tribuna central del Lusail, copada de fanáticos que desafiaron la distancia y creyeron en la posibilidad de esta Selección. Y Argentina está en la final. Como en 2014, cuando se escapó por un pelito ante Alemania. Como en 1990, cuando también los germanos terminaron alzando el trofeo. Como en 1986, cuando otro genio, Diego Maradona, nos condujo al título. Como en 1978, en nuestro país, cuando Holanda no era Países Bajos pero se mostraba como un duro rival a la que Kempes no le tuvo piedad. 

Lo destrabó en cinco minutos y lo liquidó en el segundo tiempo con un Lionel Messi maravilloso. En su madurez, está disputando su mejor Mundial. Por sus goles, por su gravitación, por su categoría. A los 35 años, el astro rosarino es clave, parte de este equipo que barrió a Croacia y ahora espera el domingo a Marruecos o Francia, que se enfrentarán este miércoles. 

Fueron quince minutos de testeo, con Croacia manejando la pelota y Argentina pasiva. Dominaban Luka Modric, Mario Brozovic y Mateo Kovacic, mediocampistas de élite europea. Sin embargo, no profundizaban. Hasta que Enzo Fernández encontró la llave que abrió las puertas del gol. Cuando nada había pasado en media hora, metió un pase largo que encontró a Julián Alvarez de cara a Dominik Livakovic. Y el arquero, en su afán por bloquear el tiro, se llevó puesto al delantero del Manchester City. Daniele Orsato no dudó. Y cobró el penal.

Entonces, Lionel Messi, que había estado poco participativo por la vigilancia croata, se corporizó en el máximo goleador de la Selección Argentina en la historia de los Mundiales. Con un zurdazo potente, arriba, marcó su undécimo gol y superó a Gabriel Batistuta.

Argentina se puso en ventaja y cinco minutos después, volvió a dejar su huella en la red. Fue a partir de un contraataque que encabezó Alvarez. Fue una topadora, llevándose la pelota dominada, ayudado por un último rebote en Borna Sosa y el remate que penetró en el arco de Livakovic. El pibe de 22 años que explotó en River de la mano de Marcelo Gallardo y es uno de los niños mimados de Pep Guardiola resultó clave. Una vez más.

Y pudieron ser tres de no haber sido por esa notable tapada de Livakovic en un tiro de esquina de Messi que cabeceó Alexis Mac Allister.

En el segundo tiempo, Zlatko Dalic hizo cambios. Sacó a Sosa, un lateral, y mandó a la cancha a Mislav Orsic. Cambió un volante, con el ingreso de Nikola Vlasic y la salida de Mario Pasalic. Se lesionó Brozovic, entró Bruno Petkovic, autor del gol ante Brasil.

Y mejoraron los croatas. Sin profundidad, es cierto. Porque a pesar del manejo de Modric, no lastimaron. Y Messi estaba en una pierna, si se tocaba el isquiotibial de la pierna izquierda. Pero fluyó para armar una jugada extraordinaria, para sacar a pasear a Joško Gvardiol, uno de los mejores marcadores centrales del torneo, y dejar a Julián Alvarez de frente al 3 a 0.

Lo que siguió fueron más cambios de Scaloni. Como para que ninguno de los futbolistas de campo se quedara sin acción. Entraron Paulo Dybala, Juan Foyth y Angel Correa. Sólo le faltó poner a los arqueros suplentes, Franco Armani y Gerónimo Rulli.

Argentina es finalista. Y el deseo de la tercera es posible. Independientemente del rival, ya sea Marruecos, la sorpresa, o Francia, el campeón vigente. Porque este equipo deja todo en la cancha. No negocia el esfuerzo. Y tiene al mejor de todos. Al 10. A Messi.