Miguel Angel Cherutti: "En Cañuelas me veían como Messi, Maradona o Pelé, siempre estaba un segundo adelantado"

El popular cómico cumplió 40 años en la actividad. En plena temporada teatral, hizo un alto para dialogar con El Ciudadano. Los recuerdos de su infancia ligada al pueblo.

Señor de las cuatro décadas. - Así se hace llamar Cherutti, quien cumplió 40 años en el espectáculo. Sin contar, claro, su pasado en Cañuelas.

La historia de Miguel Angel Cherutti no siempre estuvo en las marquesinas de Mar del Plata, donde ahora mismo charla en exclusiva con El Ciudadano. Justo a cuarenta años de su debut teatral de la mano de Lino Patalano junto a Niní Marshall, viaja entre sus recuerdos y se remonta a su debut  en ‘Alicante’, un boliche muy popular en Cañuelas, donde comenzó la historia de este actor, cantante y humorista nacido en nuestro distrito.

“Me acompañaban cuatro músicos: el ‘Mono’ García, ‘Perico’ Burgos, el ‘Flaco’ Uzal y ‘Juancho’ Bacigalupo. Metimos 500 personas. ¿Y sabés cuál era el caché? ¡Dos botellas de Royal Command! Sí, íbamos por el whisky. Era una época hermosa”, cuenta entre risas y abre paso a esta charla de verano.

Cherutti acaba de cumplir 65 años y está haciendo temporada en la ciudad balnearia junto a Bianca, su hija, y 6 bailarinas. Fue convocado por ‘Torry’ Palenzuela en agosto.

‘Un Súper Show’, como se llama la obra, se realiza en el teatro ‘La Campana’ (Rivadavia 2336; con entradas entre 1.000 y 1.500 pesos y un protocolo muy cuidado para prevenir el Covid-19) y es un monólogo en el que hace, según cuenta el propio cómico, “un racconto” de sus primeros tiempos en Cañuelas, donde nació el 2 de enero de 1957. Y aunque hace años no visita su ciudad natal, tiene miles de anécdotas para contar durante una pausa de este intenso verano.

-¿Qué recordás de tu infancia en Cañuelas? ¿Es cierto que eras un pibe tímido?
-El que me conoce de chiquito, del barrio, sabe que adentro de mi casa era de una manera y afuera, todo lo contrario. Tenía once o doce años y siempre fui un pibe que jugaba a las series de combate. Me imaginaba que era el Agente 86, Bonanza, el Gran Chaparral o Los Intocables. Los vecinos creían que estaba loquito. Ahora, mi mamá me decía: “Todo el mundo me habla maravillas de vos, pero acá sos seriote (sic). Este don que tengo me acompaña desde chico, siempre hacía reír a alguien.

-¿Dónde vivías?
-En Basavilbaso 856. Y en la esquina, mi papá Rubén tenía la oficina. Era productor de seguros. Lo disfruté poco porque falleció a los 55 años. Era un tipo muy querible. Fue una pérdida enorme. Y a mi vieja la tuve hasta mis 26. Pasé muy lindo momentos en Cañuelas. Éramos cuatro hermanos, el mayor también murió. 

Cómico. Miguel Angel Cherutti hace un show en Mar del Plata de lunes a domingos.

Cherutti goza al hablar de su crianza en Cañuelas. A fin de cuentas, es su lugar en el mundo y donde afirmó las bases de su personalidad. También, un sitio del que siempre estará agradecido. Sobre todo, de su gente, que lo acompañó en el inicio de su carrera.

“Yo trabajaba en la Mercedes Benz. Era soldador de eléctrica. Cuando abandoné el colegio en cuarto año, mi mamá me dijo: ‘Si no estudiás, tenés que trabajar’. Y tenía algo de conocimiento gracias a Pablo Garavaglia, donde aprendí el oficio. Él y Rubito Rodríguez se cagaban de risa conmigo. Los viernes hacíamos el asado de la peña con una guitarreada. Lo recuerdo como si fuese hoy. Era una época hermosa, sana, había peleas, pero también, más códigos. Nunca perdí el arraigo, los amigos. Al ‘Negrito’ Di Leo, a los músicos que trabajaron conmigo hasta el 84. Eran noches maravillosas”, revive con lujo de detalles.

Y añade: “El ‘Nene’ Fassi, el papá de (la intendenta) Marisa, me dio una mano. Me pasaba a buscar a mí y a Marcelo Juárez y me llevaba a Luján o a Dolores  a hacer un show. Carita Giusti, de la confitería Águila, frente a la estación de tren, cada vez que me veía me decía: ‘Ahí viene manga larga’. Me regalaba una porción de pizza y una coca. Yo no tenía un mango, eran mis primeros tiempos y pagaba derecho de piso. Y cuando me iba a tomar el 88, me preguntaba: ‘¿Tenés plata, pibe? Tomá, tomá…’. Y me daba 600 pesos, que era una fortuna para mí. Un pingazo. Nunca lo voy a olvidar”.

-¿Es posible decir, entonces, que muchos de los habitantes de Cañuelas son parte de tu éxito?
-Totalmente, me ayudaron mucho. Veían en mí algo distinto, como a un Messi, un Maradona o un Pelé, que estaban un segundo adelantados en la jugada, yo estaba un segundo más adelantado a la barra de amigos. Enseguida tenía una respuesta que a todos los divertía. Me decían: “Qué raro que vos no te vas a probar a la TV o al teatro”. Hasta que Polo Martínez me fue a buscar a Cañuelas, me presentó a Lino Patalano y todo empezó a fluir. Después, llegó el Ruso Sofovich, que fue como jugar en la Primera de Boca.

-Justo nombraste a Boca. ¿A Cañuelas FC lo seguís también?
-Con mi hijo Santino tenemos platea en la Bombonera, pero a Cañuelas también lo sigo. Y uno se pone feliz cuando las cosas le van bien. Es el equipo de mi corazón. Mi papá fue presidente del club y tengo una relación espectacular con Daniel Roncoli. Es un amigo de fierro como Luisito García. Su papá jugaba al básquet, tiene su misma personalidad. Me gustaría pasar más tiempo con ellos. 

-¿Hace mucho que no visitás Cañuelas?
-Antes de las Fiestas fui a visitar a mi sobrina Sandrita Cherutti, que vive cerca. Pero sé perfectamente que ha crecido tremendamente. La autopista muy bien. Tengo amigos en La Martona. El pavimento que hay, las obras que se hicieron. Cuando llegó el tiempo de mejorar la infraestructura, Cañuelas le sacó ventaja a Lobos y a Monte. Tiene una vida comercial muy importante, me sorprendió. Y lo tenemos a Cambiaso. Me encanta cuando nombra a la ciudad. A Adolfito lo conozco bien, es un tipo de un bajo perfil tremendo. Hay personajes emblemáticos. Apellidos respetados y hubo una época de caudillos. Es una ciudad hermosa y estoy muy feliz de haber nacido en Cañuelas.

El placer de trabajar con su hija

Miguel Angel Cherutti es un padre baboso. Y se permite hablar de sus hijos en la extensa entrevista con El Ciudadano. Especialmente, de Bianca, quien no sólo lo acompaña en el show que hace en el teatro ‘La Campana’ de martes a domingos; también, en el dúo que componen los lunes en el hotel Sasso y se llama ‘Unicos’.

Sus tres hijas: Bianca, que lo acompaña en el show; Luján, que vive en España, y Antonella, la mayor.

-¿Cómo es trabajar con tu hija?
-A mí me movilizó todo. Venía de dos años duros. La pandemia me hizo pelota en muchos aspectos. Nunca me deprimí, siempre le metí para adelante, sabía que iba a pasar, me cuidé, pasé el virus, fui asintomático, ahora tengo las tres vacunas. Pero lo de Bianca fue un misil que me eyectó de una manera tremenda porque me cambió la cabeza. Jamás imaginé que se iba a presentar en un casting. Y en ‘La Voz’ (N. De la R: programa de Telefé) la rompió. Cuando le preguntaron: “¿Vos sos la hija de Miguel Angel?”, ella contestó: “Sí, pero papá no sabe nada”. Aparte del talento que tiene, eso gustó. Y cuando decían en las redes que estaba ahí por ser la hija de fulano (sic), yo le decía que no le diera pelota, le dije: ‘Estás jugando en Primera, sé agradecida, este ambiente es así’. Ella está buscando su propio camino, la estoy fogueando, le estoy dando una mano para presentarle un productor y ver qué podemos hacer, en esto hay que invertir, no es que va a trabajar conmigo toda la vida.  Ahora, estar con ella sobre el escenario, noche a noche, es hermoso. Tiene 25 años, mide 1.70, es esbelta… La gente la quiere mucho, Bianca puede ser multifacética. Y la aplauden más a ella que a mí.

-¿Y cómo llevás la distancia con María Luján, que se fue a vivir a España?
-Mal, pero hablo todos los días con ella. Tengo ganas de irme en marzo. Con la AztraZeneca no habría poblemas para ingresar a Madrid, el único temor es si cierran el aeropuerto. Ella está bien, trabaja, está en pareja, tiene las mismas condiciones que Bianca, le encanta cantar. En realidad, todas mis hijas son como el padre, Antonella, la mayor, también. Santino va a seguir periodismo deportivo. Mi familia es el pilar más importante a los 65 años.

-¿La pandemia te hizo un click?
-El recuerdo de mis viejos, en realidad. Mis hijos me abrieron la cabeza en muchas cosas. Estoy pensando siempre en ellos. Por mi actividad, muchos años no los disfruté como hubiera querido. Son chicos muy buenos, educados. Tengo dos divorcios y en estos casos, la madre es muy importante. Y yo admiro a las madres de mis cuatro hijos. Mi vida no es fácil, estás expuesto a un montón de cosas. Más allá de eso, saben que el esfuerzo que uno hace es por ellos. Uno sigue laburando, necesitamos del peso, me encanta estar activo.

-Entonces, ¿no parás en todo el verano?
-Si te relajás mucho en esto, no es bueno. Hasta el 7 de marzo me quedo en Mar del Plata. Después, habrá que tomar 15 o 20 días de vacaciones para limpiar la cabeza y serenarte. Trato de estar en ritmo con la gimnasia y mi cuidado físico. Evito ir a la playa, hay un protocolo en el hotel, voy a la pileta, trato de no salir. Están mis hijos y aunque estoy soltero y salgo, no es fácil. Uno tiene temor al contagio. Mi vida pasa más porque nos vaya bien en la rutina de la noche. Nos está yendo muy bien.

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