Fue Leandro Alem, nada menos que el padre del radicalismo, el que les dejó a sus correligionarios una máxima que los marcó hasta el día de hoy: “Que se rompa, pero que no se doble’’.
Una frase que los radicales tienen marcada a fuego en el ADN boinablanca y que derivó en incontables batallas intestinas, que incluso atentaron contra la gobernabilidad y el poder en los mejores años del radicalismo.
La política de los años 90, y parte de la década siguiente en Cañuelas estuvo marcada por una pelea de radicales, entre Ezequiel Rizzi y Héctor Rivarola, cuyos ecos hoy todavía resuenan. Retirados ambos, pareció que ese enfrentamiento quedó en el pasado, y con el recambio generacional aparecieron actores que no llegaron a encolumnarse en ninguno de los bandos. El nuevo presidente de la UCR, Noni Iturmendi, es de esos.
Muchos no llegaron a entender por qué Rizzi volvió a la política después de haber anunciado su retiro definitivo, y algunos lo interpretaron como un gesto para sus amigos, especialmente para Pérez Armari.
Pero nadie puede pasar por alto el golpe que debe haber significado a nivel personal para Rizzi y los suyos perder, sobre todo perder en el centro de Cañuelas ante Iturmendi. Quien para algunos iba a ser quien condujera de nuevo al radicalismo al poder, no logró cosechar 500 votos.
Y su reacción posterior fue menos entendible. En lugar de aceptar lo sucedido, Rizzi eligió un portal de noticias para acusar por su derrota a sectores del PRO, e incluso a sectores del gobierno, o los “radicales k”, que según su visión trabajaron para Iturmendi.
Sus palabras deslegitimando la victoria de su oponente dinamitaron cualquier puente que el flamante presidente pudiera intentar construir. Y si bien Iturmendi prefirió no contestar, y hacia adentro adjudicó esas palabras al despecho, muchos de sus acólitos usaron las redes para denostar a Rizzi.
¿Cómo hará ahora Iturmendi para construir unidad ante semejante desplante? Algunos creen que el futuro de los rizzistas es militar directamente en el PRO. Otros piensan que ocuparán los lugares en la comisión de la UCR. Pero en ese caso, cerca de Iturmendi saben que no será fácil. Y no son pocos los que suponen que después de esas declaraciones, la ruptura está a la vuelta de la esquina.

Rodo Herrera – rodo@elciudadano.com.ar