Los argentinos están cada vez más estresados y son menos felices, según un estudio

Esas son algunas de las conclusiones de un informe que presentó el Observatorio de Tendencias Sociales de la Universidad Siglo 21, que desde 2018 viene monitoreando los niveles de felicidad y "burnout" (agotamiento laboral) de la población.

Siete de cada diez argentinos están disconformes con su situación actual. Hay un incremento en los niveles de estrés y una disminución en los de felicidad.

Los argentinos se sienten cada vez más cansados, estresados y son menos felices, mientras que con frecuencia postergan planes personales tras el trabajo por sentirse agotados y agobiados por la situación actual.

Esas son algunas de las conclusiones de un informe que presentó el Observatorio de Tendencias Sociales de la Universidad Siglo 21, que desde 2018 viene monitoreando los niveles de felicidad y "burnout" (agotamiento laboral) de la población. Se trata de dos indicadores que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son claves para conocer el estado de la salud emocional y mental de la población.

Según plantea el documento, en la primera mitad del año, se alcanzaron los niveles más altos de "burnout" y los más bajos de felicidad, desde que se evalúan estos indicadores.

“Si las personas no cuentan con un cierto nivel de bienestar, no pueden afrontar el estrés cotidiano, asumir nuevos desafíos, trabajar de forma productiva o desarrollar su talento. Se asume que entre el 60% y el 70% de las diferencias individuales en el bienestar pueden vincularse con el contexto laboral, el nivel educativo y el socioeconómico, entre otros”, señala el informe.

Así, siete de cada diez argentinos dijeron estar disconformes con su situación actual. El relevamiento identificó un incremento en los niveles de estrés y una disminución en los niveles de felicidad. Según los datos, uno de cada tres argentinos se siente tan cansado que no puede realizar otras actividades después del trabajo.

Para medirlo, se usaron dos escalas internacionales estandarizadas y aunque se trata de una muestra reducida, de 1050 casos, tomada en distintos puntos del país en personas de entre 18 y 65 años, el nivel de error de la muestra (3,6%) permitiría extrapolarlo a la población en general, según explican sus impulsores.

“Se observa de manera sistemática un deterioro en la calidad de vida de los argentinos, cuyos niveles de burnout se encuentran entre los más altos de los últimos años”, dice el estudio, al comparar los datos obtenidos desde 2018. “Este año disminuyeron con respecto a 2023 los niveles de felicidad y bienestar de la población argentina: la mitad de los argentinos (el 50,7%) se siente satisfecho con su vida y 7 de cada 10 (el 63,4%) están disconformes con su situación actual”, apunta el informe.

Los investigadores señalan que la situación económica, la sensación de pérdida de control que genera la inflación, y la espera de una mejoría económica que todavía no cambió la realidad del interior de los hogares, son algunas de las causas de este deterioro, aunque aclaran que se trata de una combinación de variables sociales, económicas y personales.

“Son muchos los factores que inciden. Entre ellos, las relaciones sociales. El capital social de las personas es fundamental a la hora de sentir que uno tiene recursos como para enfrentar los desafíos que se plantean en la vida. De hecho, los argentinos alcanzan valores similares a los españoles, pero probablemente a fuerza de desarrollar mucha resiliencia, muchos recursos internos para equilibrar la situación adversa”, explica Luis Morera, director del Observatorio de Tendencias Sociales de la Universidad Siglo 21.

Hace un año, uno de cada cinco argentinos padecía agotamiento extremo. Hoy es uno de cada cuatro. Este incremento tiene consecuencias en otros ámbitos: además de aumentar el ausentismo laboral, y de producir una baja de la productividad, las personas que sufren el síndrome presentan el doble de probabilidades de experimentar un trastorno mental en el futuro, por ejemplo, depresión. También se incrementa en un 80% la probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares, señala el informe.

Un dato que resulta llamativo es que, en relevamientos anteriores, el nivel de estudios actuaba como un factor protector. En esta medición no resultó así. Incluso las personas con posgrados incrementaron su nivel de "burnout".

Cuando midieron la felicidad, los datos indican que los niveles aumentaron en 2023 respecto del año anterior, pero volvieron a caer este año, ubicándose ahora entre los más bajos. 

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