Del Pacto de Cañuelas al Pacto de Julio
Se cumplen 195 años del tratado que firmaron en la Estancia La Caledonia, entre el general Juan Galo de Lavalle y el comandante Juan Manuel de Rosas. La leyenda del dulce de leche. El acuerdo que busca Javier Milei el mes que viene en Tucumán y nos lleva a reflexionar.
El oficialismo habla de una verdadera convivencia democrática y plural para llegar a una salida del país, mediante un consenso social. Y se trata de algo no novedoso para nuestra historia. Con releer el Preámbulo de la Constitución Nacional se pueden observar que se destacan los ‘Pactos Preexistentes’, esos acuerdos que fueron firmados entre las provincias desde finales de 1820 y antes de 1853. Hablamos del Tratado de Pilar, el Tratado de Benegas, el Tratado del Cuadrilátero, el Pacto Federal, el Protocolo de Palermo y el Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos.
Todos y cada uno de ellos, en su tiempo, tuvieron un denominador común: promover la forma federal de gobierno; la realización de una convención constituyente cuando la paz y la tranquilidad de los pueblos lo permitan; y reafirmar la misma nacionalidad argentina.
La historia recoge con el nombre de “pactos” a los episodios de gran importancia desde los tiempos de los trabajos y la organización nacional, al extremo de que la Constitución fue dictada “en cumplimiento de tratados preexistentes”, como se dijo y según su propio Preámbulo.
Aquellos acuerdos entre las provincias posibilitaron avanzar -sobre la base de imposiciones cruzadas- en el cambio para la construcción del Estado.
La Ley Sáenz Peña, que estableció el voto universal, secreto y obligatorio es otro pacto nunca firmado como tal, al igual que el ‘consenso democrático’ de 1983', que fue el acuerdo no escrito entre los partidos para terminar con los golpes militares.
Con el Pacto de Olivos, Carlos Menem y Raúl Alfonsín explicitaron su acuerdo para la reforma constitucional. El primero obtuvo la reelección consecutiva y el radical vio cómo su fuerza perdía parte de sus votantes por pactar con los peronistas.
El Pacto de Cañuelas
El Pacto de Cañuelas fue un acuerdo firmado el 24 de junio de 1829 entre los generales Juan Lavalle y Juan Manuel de Rosas, con el objetivo de detener la guerra civil que asolaba la provincia de Buenos Aires desde la revolución de diciembre de 1828. En relación a ese Pacto, el historiador Lucio García Ledesma en (‘Bases documentales para la historia de Cañuelas’, Municipalidad de Cañuelas, 1979), afirma que “este tratado, firmado en la estancia La Caledonia en Las Cañuelas, fue clave para definir el destino de la provincia de Buenos Aires hasta 1852”. Sin embargo, aclara que “el contexto de la época no era tan simple como actualmente se presenta puesto que, ni los federales eran todos proteccionistas, ni lo unitarios era todos liberales. En general, a excepción de un pequeño grupo de comportamiento dogmático al respecto, cada cual se adecúa a la situación según sus circunstancias y necesidades, por lo que debería hablarse más de porteñísimo que de unitarios y federales”.
Para el museólogo y bibliotecólogo Jorge Claudio Morhain, había que instalar un ‘Monumento a la paz’ para el más grande grande acontecimiento histórico ocurrido en nuestro partido: El Pacto de Cañuelas. Según su iniciativa, que nunca prosperó, había que instalarlo en el barrio Los Nogales, a unos cinco kilómetros hacia el sudeste, donde está el monumento histórico nacional Estancia La Caledonia, lugar en el que se firmó dicho acuerdo. El proyecto comprendía la recreación del viaje del general Juan Galo de Lavalle a La Caledonia: una cabalgata desde el desaparecido Mercado Central hasta La Estancia, definido como “una marcha patriótica y por la paz entre los argentinos”.
En materia normativa local sí prosperó declarar también al 24 de junio como el ‘Día del Dulce de Leche’, mediante una ordenanza. Dicha norma sitúa a ese día para darle crédito a la leyenda según la cual el dulce de leche fue creado por error justamente el día del Pacto de Cañuelas. De acuerdo a esa creencia popular, una criada de Juan Manuel de Rosas se hallaba preparando la lechada (leche azucarada caliente), cuando se sorprendió al encontrar a Lavalle durmiendo en el catre del Restaurador. Entonces, asustada por la presencia del enemigo, se dice que la criada corrió y olvidó la leche en el fuego, creando -sin saberlo- el dulce de leche.
El Pacto de Julio
Ahora, el presidente Javier Milei cree que -con su gobierno- llegó la hora de honrar a los patriotas para que con la unión de todos, se pueda alcanzar la paz interna. Milei recuerda un pasado reciente reprochable (en relación al último Gobierno) y sostiene que hay que hablar del futuro para construir un país promisorio para dentro de unos años.
Y uno de los últimos autores de un gran pacto político fue Carlos Menem, precisamente reivindicado por Milei como “el mejor presidente de los últimos 40 años”.
Con un golpe de efecto, el Presidente presentó con el mismo nombre (“Pacto") al acuerdo que propuso firmar el 25 de Mayo en el Salón de los Pasos Perdidos, de la Ciudad de Córdoba. E insiste con el diálogo con toda la dirigencia política actual.
Pero esa convocatoria se diluye porque la relación entre los gobiernos Nacional y el bonaerense está siempre marcada por la tensión y las enormes diferencias ideológicas que hay entre Milei y Axel Kicillof, quien decidió mostrarse como la contracara de la administración libertaria.
En ese contexto, durante algunos anuncios, Kicillof expresó nuevamente su rechazo al Acuerdo Nacional que propone firmar Milei. “El Pacto de Mayo, que ahora no es de mayo… Habían sugerido como fecha el 4 de julio, no sé si está firme porque venimos de un proceso de anuncios y retrocesos”, señaló con acidez. “(El Presidente) Amplió la convocatoria, cada vez queda menos claro qué es y para qué sirve…Si es una foto de marketing del Gobierno para fingir un apoyo que no tiene, no cuenten conmigo”, sentenció como para dejar en claro que no avala la propuesta del oficialismo.
“Si se pudiera discutir qué puntos son relevantes para un acuerdo o una apuesta en común, ahí sí tengo contribuciones para hacer. Pero acá parece ser un contrato de adhesión que uno está obligado a firmar sin discutir nada. Esto no es ni pacto ni es de mayo,… Lo primero que merece es un cambio de nombre y, luego, una discusión de su contenido y de sus resultados”, remató.
Milei asegura que se está nuevamente a las puertas de una gran oportunidad. Y habla cada vez que puede que será un buen momento para iniciar esa tarea de unirse en pos de nuestro futuro.
En el Congreso se enfrenta a un panorama complejo con una pulseada para negociar la Ley Bases, tras la vencida "luna de miel" con la que llegan los mandatarios provinciales.
En esto, la CGT ya le hizo dos paros generales y promete una tercera huelga. Mientras tanto, en el kirchernismo se asoma otra pelea interna, donde aparecen varios aspirantes a liderarlo: 1) el gobernador Kicillof; 2) si se reafirma la conducción de Cristina Fernández de Kirchner; 3) si le deja el mando como "herencia" a su hijo Máximo. Es ahí donde bel peronismo cree tener una oportunidad para bloquear el funcionamiento de las cámaras legislativas. Más de seis meses después de asumir, Milei no logró aún que le aprueben ninguna ley. De hecho, La Ley Bases y el Paquete Fiscal pasaron por Diputados, se achicó en el Senado y ahora volvió a la Cámara Baja.
Tras el fracaso en el verano con la primera Ley Bases en el Congreso, en marzo Milei fijó una nueva hoja de ruta. Dijo que sería el paso necesario para la firma del Pacto de Mayo, un acuerdo de medidas que encaminen al país hacia el rigor fiscal que recuerda a la condición capitalista y liberal ya establecida en 1853.
Ante estas trabas, en el kirchernismo especulan que los que dijeron que iban a estar con Milei en Córdoba podrían no participar. Y, para colmo, una parte del empresariado se opone al régimen de grandes inversiones (RIGI), incluido en la Ley Bases.
¿Qué pasará finalmente? El final es abierto y todo puede suceder, pero se espera que los actuales gobernantes se acuerden -una vez- de los patriotas que forjaron la Argentina.
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