Es criador de caballos y amigo de los Cambiaso y los Castagnola
Sus padres se instalaron en Alejandro Petión hace 45 años y, desde ese momento, todos se dedican a la cría de equinos de carrera. Con su papá como referente, forjó lazos con las familias de los grandes polistas en la tierra de las oportunidades.
Los caballos y Cañuelas van de la mano. Juan Pablo Pino se crió en Mataderos, pero decidió instalarse en Alejandro Petión para continuar con el trabajo de su familia en la crianza y el entrenamiento de los animales que galopan en los hipódromos más importantes del paìs: San Isidro, Palermo y La Plata. Y ahí, en medio de los mejores clubes del mundo, La Dolfina y La Natividad, repasa algunas historias de su álbum familiar con un tal ‘Adolfito’ Cambiaso.
Un Petión descampado recibió al abuelo de Juan Pablo. Después, Faustino, su papá, dio impulso al desarrollo de la actividad en el campo a la par de las grandes familias del polo. De hecho, los referentes de La Natividad adquirieron los lotes donde hoy se levantan las instalaciones del último campeón del Abierto de Palermo gracias a una gestión de la familia Pino.
-¿El club de los Castagnola se construyó por tu padre?
-Algo así, je... Mi papá le hizo comprar los terrenos a ‘Chalo’ Castagnola, con quien tenía una gran relación por los negocios y el día a día, y con el correr de los años se le fue dando forma al club de polo. Mis padres hace 45 años que tienen campos en Petión. En esa época, no había nada, ni barrios, éramos muy pocos y los caminos eran intransitables: cuando llovía no podíamos entrar. Ahora, con la autopista es todo más accesible y, por suerte, toda la zona se hizo muy conocida, no solo por el aporte al mundo equino, si no por los negocios de todo tipo. Cañuelas creció mucho en los últimos años.
-¿Qué significa trabajar en la cuna del polo?
-Cuando arranca la temporada alta de polo se pone muy linda toda la zona. Nosotros estamos al lado de El Metejón y bueno, tenemos a La Dolfina y a la Natividad cerquita, nada más y nada menos. Los del turf somos pocos, pero tenemos una historia que va de la mano con el lugar.
-¿Qué pensás de Adolfo Cambiaso?
-¡Es una máquina! Cuando él era chiquito, venía al campo de mi viejo y pedía montar los caballos. Iba siempre por uno que se llamaba ‘Furia’; era su preferido. Había tanta confianza que venía a nuestro campo y decía: “Don Fausto, quiero subirme a ésa”. Y además, mi papá se conocía con ‘Chalo’, el papá de ‘Lolo’; tenían mucha confianza y hasta le diseñó todo el stud. Tenemos una gran relación con las dos familias, los Cambiaso tienen muchas historias con mis papás y mis abuelos. Con los chicos de La Natividad hablamos menos, obviamente por un tema de edades, pero siempre está el recuerdo latente y en mi caso, siempre miro lo que hacen en la cancha: son estupendos.
-¿Cómo es el día a día en tu trabajo?
-Es muy tranquilo, cada caballo tiene su entrenamiento específico: los largamos, los limpiamos y los soltamos a comer. Después, a la tarde hacemos lo mismo. Los hacemos caminar un poquito y los dejamos correr otro rato más. Y después, hacemos cosas de campo; tenemos yeguas preñadas y tenemos crías, algo que hacemos de hobby, porque por ahora no vendemos. Es algo que viene de mis abuelos, ellos tenían caballos de carrera, los seguimos nosotros y ahora vienen mis sobrinos. Somos una famila de turf de toda la vida.
-¿Es muy distinta la crianza entre los caballos de carrera y los de polo?
-Sí, es distinta la doma, es otro trabajo. El nuestro es entrenar y correr. Es un laburo recto, pero es más minuciosa nuestra tarea porque se arranca a trabajarlos desde muy chicos. Entonces los cuidamos como si fueran oro. Tenemos que estar atentos a todos los detalles desde una edad temprana. En las carreras se usan caballos de 2 a 6 años; mientras que ellos (los de polo) utilizan animales muchos más grandes y hacen hincapié en otros aspectos técnicos.
-¿Y existe algún punto de contacto?
-Sí, por ejemplo, los dueños de El Metejón, que son un club de polo y son vecinos nuestros, tienen caballos de carrera y nosotros se los cuidamos. A pesar de que son distintas actividades, van de la mano constantemente. En la temporada fuerte de polo alquilamos caballerizas porque mucha gente del exterior llega a nuestro país para jugar torneos chicos y quiere aprovechar el viaje para estar cerca de ‘Adolfito’ y de los grandes del deporte. Por eso, es muy importante todo lo que se avanzó en Alejandro Petión y en Cañuelas. Todo lo que se hace acá tiene relevancia a nivel mundial y eso es importantísimo.
-¿Cómo sobrellevan la encefalitis equina?
-Por suerte, tenemos todos los caballos vacunados. Apenas salió la vacuna, la conseguimos en San Isidro. Ya pasaron los 15 días después de la aplicación que se espera para que se empiecen a crear los anticuerpos y ahora vamos por el refuerzo. Todos estamos en la dura pelea y en toda la región. Ya hemos visto muchos caballos que se han muerto por la epidemia.