El Ciudadano recorrió la zona donde violaron a una joven de Petión

Una mujer de 34 años sufrió el ataque sexual tras descender del colectivo en Alejandro Petión, el sábado 13 por la madrugada. El violador, que compartía el viaje, la amenazó con un cuchillo y la violó a la altura del puente peatonal, sobre uno de los terrenos abandonados en la zona de las vías del Ferrocarril Roca. El caso, que está en manos de la UFI N°1 de Cañuelas, fue caratulado como “Abuso Sexual con acceso carnal”.  Los vecinos, indignados, hablaron con El Ciudadano en la zona del hecho.

Por el caso, el violador quedó detenido en una comisaría de Empalme Lobos. La causa está a cargo del doctor Roberto Berlingieri.

El ataque se dio cuando la mujer regresaba de trabajar. Según los primeros detalles, el hombre había subido al colectivo 51, siguiendo los pasos de la mujer en Ezeiza, descendió en la misma garita y continuó con la persecución a pie por una de las calles de tierra.

Luego de cruzar la conocida parrilla “Las Rejas”,  la redujo, amenazándola con un cuchillo, la maniató y la violó en uno de los descampados linderos a las vías. Pese a los gritos, los vecinos no escucharon el pedido de auxilio y en ese lapso de tiempo tampoco aparecieron testigos que pudieran acompañar a la denunciante.

La propia víctima se comunicó con el Destacamento Policial para realizar la denuncia y de inmediato la Policía Bonaerense inició el rastrillaje. A las pocas cuadras, el sujeto fue detenido. Entre sus pertenencias se encontraron un blíster con pastillas de sildenafil (componente del Viagra) y una cinta adhesiva. Los efectivos que armaron un primer perfil del abusador, que trabaja como cocinero en un restaurant de Palermo, creen que esta persona tenía planeado el ataque, según los elementos secuestrados.

“De la manera que se dio, creemos que se trató de un hecho premeditado, ya que no hubo ningún tipo de robo y la propia mujer dio aviso con su teléfono celular. Además, no hay ningún punto de contacto con este sujeto en la zona del abuso. Es decir, no cuenta con familiares o amigos que justifiquen su presencia en esa zona durante esa hora de la madrugada. Todos estos datos están en la carpeta de investigación para trabajar de manera mancomunada con otros distritos y verificar si hubo otro tipo de ataques de esta magnitud”, confió uno de los efectivos.  

Para sumar datos a la causa, la Policía revisó cámaras particulares y luego de las pericias psicológicas, utilizó el testimonio de la mujer como referencia. Así, se pudo reconstruir que el muchacho, con domicilio en Rafael Calzada, llevó a cabo una persecución, ya que se realizó un descenso brusco del colectivo que realiza el trayecto Constitución-Cañuelas y que transita por los partidos de Lomas de Zamora y Ezeiza.

Además, con la colaboración de la empresa, se tomaron declaraciones a los otros pasajeros, teniendo en cuenta que por el horario, la unidad transita en esa zona con poco pasaje. “A la noche, la ruta 205 es una boca de lobo. Desde el puente de Vicente Casares hasta Petión, no hay luces en las garitas y cuando los colectiveros hacen el favor de dejar pasaje en las entradas, es peor porque ahí sí que no se ve absolutamente nada. Es más, cuando los familiares reciben a alguien en la ruta, llevan linternas o usan los celulares. Después, en las paradas que están enfrente de La Martona pasa lo mismo. Y ya, desde ahí hasta Cañuelas, está todo oscuro”, contó uno de los vecinos de la zona.

Alejandro Petión cuenta con casas con patios extensos en el sector donde se produjo el ataque sexual. Si bien el mayor movimiento se da en el country La Martona y en la calle que conecta a la autopista Cañuelas-Ezeiza, el barrio que se levanta a la par de la ruta 205 es sumamente estrecho. Ahí, las cuadras son muy cortas y se terminan con el alambrado de la vía. El atacante sabía que estaba expuesto en la zona de ese corredor. De hecho, el club de campo cuenta con domos de 360 grados. Es por eso que continuó con su plan una vez que la mujer ingresó por la calle de tierra.

Además, una vecina agregó que “en el momento que hay clases y movimiento en la parrilla y en el country, está todo muy lindo. Pero a la noche estamos en manos de Dios. Petión cambió mucho, está muy oscuro y hasta nos da miedo sacar a pasear a los perros”.

 “Tenemos terror de dejar salir a nuestras hijas a hacer las compras. No sabemos qué puede pasar ahora. Nuestro pueblo ya no nos da la tranquilidad que teníamos hace varios años. Por acá pasan muchos jóvenes y varias mujeres hacen este recorrido en bicicleta o salen a hacer actividad física durante la noche en el verano. Nos causa mucha indignación que pase esto”, sumó un hombre que vive en la cuadra desde hace varios años.