El maratonista que viajó de Cañuelas a Bangladesh

Deportes 21 de marzo de 2023 Por Jonatan Pedernera
Sebastián Gubia, un platense que participó del maratón del Bicentenario, siguió con los festejos por el Mundial que ganó el fútbol en Qatar y se fue al país asiático, donde regaló la camiseta que utilizó en la competencia que se realizó en nuestro distrito.
Foto Página 17
Desde Tokio, Gubia le mandó a El Ciudadano una foto con la bandera de Maradona.

Las fotos de Sebastián Gubia podrían ser de cualquier ciudad de Buenos Aires. Pero no, a miles de kilómetros, el corredor platense logró su objetivo y le devolvió algo del amor a todo el pueblo de Bangladesh con lo que más ama hacer: correr. Así, recaudó miles de casacas y sumó kilómetros junto a los nuevos fanáticos argentinos. La camiseta del maratón del Bicentenario, también dijo presente.

Hace poco se dio la reapertura de la embajada argentina en Daca (la capital) con el “Muchachos” de La Mosca de fondo. De no creer, había yerba, alfajores y dulce de leche. El Gobierno aprovechó la oleada y la locura de Messi y el fútbol para explotar un mercado vital por su ubicación. Además, porque es el octavo país más poblado del mundo (170 millones de habitantes) y la demanda de trigo, algodón y petróleo es mayúscula.

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Gubia conoció a un montón de bangladesíes con los que vivió una gran experiencia.

Es más, el amor por el deporte fue más allá. Jamal Bhuyan, referente y capitán de la Selección bangladesí, fue incorporado por Sol de Mayo de Viedma, equipo de fútbol del Federal A. Y como movida de marketing, la institución mandó a confeccionar una camiseta especial con los colores del país asiático. El furor fue tal que en Bangladesh quieren que los partidos del torneo sean transmitidos por la televisión abierta. ¡Increíble!

Gubia también fue vanagloriado, es por eso que contestó a las muestras de cariño con sus ofrendas más preciadas, las camisetas de las carreras. Durante dos meses, juntó 1003 remeras y las entregó en su cruzada, que siguió por Tokio, donde pese a las exigencias, terminó como ‘finisher’ en una de las competencias más duras del atletismo.

–¿Cómo fue la experiencia en Bangladesh?
–Fue algo hermoso. Nos pasamos todos los días corriendo. A través de los grupos, fuimos  hablando y nos pudimos encontrar. No fue una carrera, fueron varios encuentros y los pude acompañar. En todo momento se respiraba el sentimiento de amor por nuestros colores, sinceramente, parecía que estaba corriendo por cualquier calle de La Plata o Cañuelas. 

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–¿Qué te decían sobre Messi o las camisetas con referencia a Argentina?
–Y... ellos empezaron a vivir un fanatismo extremo, lo viven como una locura. Me invitaban a todos lados y creen que los argentinos fuimos a bendecir a su tierra. Cuando les decíamos que no a algo, se deprimían. 

–¿Cuáles son las remeras más elogiadas?
–Todas, como la que traje de Cañuelas y de Rosario, las que tienen los colores argentinos son las más queridas. Ellos lo toman como un gesto de amor. En sí, ellos aman todo lo que sea de nuestro país. Hasta se hicieron fanáticos de los equipos de fútbol, de Boca, de River, etc.

–¿Recordás a quién le diste la camiseta de Cañuelas del ‘Colo’ Mourglia?
–Y fueron tantas y todos la recibieron con mucho afecto. De lo que estoy seguro es que se la di a alguien que la va valorar y que va a estar en el cuerpo de algún bangladesí. Así que seguro va a aparecer en alguna carrera. Recuerdo con certeza la de esa carrera porque tenía el modelo de la bandera nuestra con un sol bien enorme, ¡me encantó!

–¿Cómo se vive correr a tantos kilómetros?
–Se siente un gustito especial, porque uno siente que representa al país. Yo era uno más, porque todo el mundo tiene algo celeste y blanco. Menos mal que están las otras camisetas, las de colores fuertes, con eso nos pudimos diferenciar, je.

–¿Vas a seguir haciendo promesas de este tipo?
–Sí, pero nada que ver con tatuajes o cosas que tengan que ver con teñirse el pelo.  Va a estar relacionado con el deporte y el esfuerzo que uno hace. 

–¿Cómo te fue en Tokio?
–Sinceramente, de tantas carreras, en algún momento te llega una piña al mentón, en este caso el isquiotibial. Pude completar toda la jornada y tengo la medalla, que es lo más importante.

–¿Qué significa competir en una cultura tan distinta?
–Fue bastante llevadero. Corrí en Chittatong, un lugar muy típico allá y también estuve en varios templos. Recorrí algunos centros urbanos y me subí a los trenes.

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