El matrimonio Campos ilumina Alejandro Petión a puro ingenio, torta frita y espíritu festivo

En la calle Agüero 1020, frente a la iglesia, Daniel y su esposa Zulma, un electricista-administrativo y una docente jubilada, convirtieron su casa en el escenario de las fiestas más esperadas del barrio: Halloween, el Día de la Tradición y la Navidad.

Interés general12/11/2025Leandro BarniLeandro Barni
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El frente de la casa de los Campos durante el último Halloween.

Cuando cae la tarde en Petión y las luces empiezan a encenderse solas, ya se sabe: algo está pasando en la casa de los Campos. En Agüero 1020, frente a la iglesia, Zulma y Daniel transforman el frente de su hogar en una película que cambia de tema según el calendario: de monstruos a gauchos, y de gauchos a Papá Noel colgando de una chimenea falsa que mueve los pies con un servomotor.

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El Día de la Tradición se celebra con más de cien tortas fritas, baile folklórico y juegos tradicionales. 

“Este año, para Halloween, vinieron más de 190 chicos —cuenta Daniel—. Les dábamos un numerito para un sorteo, así podíamos contar cuántos eran. Fue una locura, tanto que un papá pidió permiso para cortar la calle. Vino la policía, pusieron conos y cortaron dos horas. Era un mar de disfraces".


Zulma, jubilada después de 29 años como maestra de nivel inicial, es la mente decorativa. Hizo cursos de globología, de decoración para eventos y se encarga del color, los detalles, los globos. Daniel, administrativo en el Club de Campo La Martona y electricista por vocación, pone el músculo técnico: motores, luces, sensores y hasta una fuente que se enciende sola al anochecer.

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Los dueños de casa decoran su hogar con luces solares, muñecos en movimiento y pesebres temáticos.

“Nos encanta hacerlo por los chicos. Todo es gratis —dice él—. Durante el año vamos comprando caramelos, chupetines, chocolates… y armamos las bolsitas con tiempo. No es negocio, es cariño. Acá en el pueblo es muy tranquilo. Entonces nos gusta armar algo que junte a la gente.”


La casa se volvió un punto turístico barrial: “La de la fuente”, como la bautizaron los vecinos. Algunos llegan de barrios cerrados cercanos, otros de a pie, los más chicos en patinete o disfrazados. Todos se sacan fotos con los muñecos, con las luces o con Daniel disfrazado de demonio de alas mecánicas.


Y si en octubre hay calabazas, en noviembre llega el mate y las tortas fritas: el Día de la Tradición también tiene su versión Campos. “Hicimos más de cien tortas fritas. Vinieron chicas que bailan folclore, pusimos un gato y se armaron unas danzas ahí nomás, en la vereda. Fue hermoso”, recuerda Zulma.

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Más de 190 chicos llegaron disfrazados a la calle Agüero al 190.

La Navidad, claro, es el plato fuerte. El año pasado el pesebre fue una maqueta inspirada en el norte argentino: el Cerro de los Siete Colores, un trencito que pasa por debajo del árbol y luces que simulan el amanecer jujeño. “Viene gente a sacar fotos, algunos ni nos conocen. Pero se arma un clima hermoso. Todo empezó por el pesebre. Después se nos fue la mano”, ríe Daniel.

Ahora, mientras las luces solares descansan y el espíritu navideño asoma, los Campos ya están craneando la próxima Nochebuena. Porque en Petión, si hay algo seguro, es que el año termina en Agüero 1020, con olor a tortilla, música de fondo y la magia casera de una pareja que encontró en las fiestas una forma de regalar alegría.

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