La lucha del piloto que no ve a su hijo hace seis años

Nicolás Cuarenta, dio un paso importante en la Justicia para revincularse con su hijo, que actualmente vive en la Costa. El piloto cañuelense inició su lucha hace seis años, tras los impedimentos de su ex pareja para ver al chico. En esta última semana se escucharon los alegatos del bicampeón de Kart en el juicio oral y su historia se dio a conocer en los medios nacionales. El lunes se dará a conocer la sentencia y la madre podría ser obligada a cumplir una tenencia compartida. El fallo sentaría un precedente.

Según un repaso del caso, que lleva varios años y tenía una exposición mediática local hasta este viernes, el niño de Cuarenta ya tiene 10 años y vive en Miramar con sus abuelos, luego del estallido judicial.  

El conflicto parece llegar a una etapa final. Sin embargo, Nicolás le contó a El Ciudadano que “en estos años de proceso judicial, apenas  vi a mi hijo en tres oportunidades. De manera informal me enteré que ya no estaba en Cañuelas. La última que vez lo vi fue en los Tribunales Penales de La Plata”. Y agregó: “Pasó por al lado mío. Le dije ‘hola, hijo’ y no me dijo nada”.  

Y enfatizó: “El lunes a la mañana se conocerá la sentencia y tiene que ser de culpabilidad para ella. La fiscal pidió dos años de condena. La madre no cumplió con el contacto con mi hijo, que lamentablemente está manipulado, según psicólogos. Y en seis años lo habré visto unas cinco o seis veces. Y fue porque estaba acorralada por este juicio. Me arruinó la vida esa madre y a mi hijo también, que ojalá no tenga un problema en el futuro”.

El hombre aclaró además que no existe ninguna denuncia en su contra. No tiene causas de violencia o restricción perimetral. Destacó que su ex mujer, que trabaja en la PSA, solo firmó ante la justicia que el progenitor no vea más al niño.

Al respecto, aseguró que “hay un montón de denuncias, acompañadas de cientos de videos, con cinco testigos, inclusive con la Policía, cuando tenía perimetral a raíz de las amenazas que recibí por sus mensajes y por esgrimir su arma. Ella nunca me dejó verlo los martes, viernes y sábado, cuando eran las visitas. A pesar del convenio firmado por la tenencia compartida, ella nunca lo cumplió. Hace dos años se llevó el nene a la Costa y a mí no me avisó nada. Mientras tanto, ella sigue trabajando como si nada, pero si fuera yo, me mandan preso”.  
Cuarenta, que retuvo el título de la categoría 110 A del Kart del Salado en Navarro,  sostuvo: “Tomó al nene como un trofeo luego de que nosotros nos distanciamos y decidí no estar más con ella. Ahí decidió de que no tenga comunicación con él. Los abuelos actuaron de la misma forma, cuando no tienen ninguna potestad legal. El nene no puede estar en Miramar, tiene que estar en Cañuelas, según el convenio”.  

Para la abogada de Cuarenta, Nicolasa Bocaratto, “lo más efectivo en este caso es la revinculación, la tenencia compartida. Lamentablemente el niño ya tiene diez años y es su derecho querer -o no- ver a su papá. Hay un claro impedimento de contacto y se merece una condena condicional, que podría ser la revinculación. Acá se mató un padre, que está vivo, y que quiere ver a su hijo, un padre presente”.  

La letrada cañuelense, en diálogo con El Ciudadano, consideró que cuando se encamine el vínculo, “deben ir a un gabinete con profesionales, uno técnico, con intervención del juez, que puede obligar con una detención efectiva a la mujer si incumple”.

Además, explicó que “se necesita una justicia, con condena, porque hay muchos papás que quieren revincularse. Y llegamos a esta instancia penal luego de agotar la civil. La jueza de Cañuelas se cansó, por eso estamos ahora en un juicio penal por impedimento de contacto, esperando sentencia”. 

Según este caso, se trata de la Ley 24270 que estipula la cárcel de un año a aquel que impida ver el menor a su progenitor. 

El denunciante, además, recordó públicamente que la falta de contacto con el hijo lo hizo tatuarse en la cara el nombre del menor. También pintó murales en el patio de su vivienda. 

Cabe recordar que la relación entre el corredor y la agente de la PSA comenzó en el medio del profesorado de Educación Física. Luego del embarazo, ambos abandonaron los estudios. Años más tarde, comenzó el calvario, que entró en una etapa clave de definiciones.

“Fue muy difícil continuar con esta lucha y seguir con mi actividad deportiva con el karting y trabajar con profesionalismo el automovilismo, además de hacer básquet y el gimnasio. Y estos momentos de las Fiestas, es más feo todo. Sé que la vida continúa y hago todo lo posible para estar con mi hijo, pero es enfermarte saber que tenés un hijo y no poder verlos”, cerró Cuarenta. El lunes, sabrá cómo seguir.