Policiales Carolina Villalba 28/09/2022

El calvario de una mujer que vive con miedo

Es colombiana y reside hace cuatro años en nuestra ciudad. L. (preserva su nombre) decidió contar su historia para que la Justicia tome cartas en el asunto. Su ex pareja la atormenta de forma psicológica: “Me dice que voy a aparecer en una bolsa”.

La colombiana, identificada como L., hizo siete denuncias en la Comisaría de la Mujer. Pide que la Justicia atienda - su caso.

La terrible historia entre L. (se preserva su identidad) y P. comenzó en 2017. Se conocieron en Colombia y vinieron a la Argentina, donde se casaron y tuvieron un bebé. Ella ya tenía hijos adolescentes, a quienes “él no los quería”, aseguró la mujer. Ya antes del nacimiento del pequeño que tuvieron en común, la víctima sufría coacción: “No me dejaba salir de casa, ni siquiera para ir a trabajar. Me controlaba las visitas, con quién hablaba… Era como estar en castración. Era un hombre posesivo”, manifestó en diálogo con El Ciudadano.

“Yo pensaba que, cuando naciera nuestro hijo, él iba a cambiar. Me lo prometió y yo me lo creí”, contó la mujer, quien además asegura que a partir del alumbramiento, las cosas empeoraron. “Ya dejé de ser independiente”, se lamentó.

 “Me decía que no podía salir porque me podía pasar algo, que no era mi país, me metía miedo y yo, como no conocía a nadie, ya que él controlaba todo eso, no tenía la forma de abrir los ojos”, agregó la joven que trabaja como estilista y manicura.

Cuando la agresión comenzó a escalar y empezó a maltratar a sus hijos adolescentes, ella tomó cartas en el asunto y decidió separarse. “Ahí se desató más la violencia. Él intentó romperme la puerta, me decía que si nos separabamos él iba a mandar a violar a mis hijos, que sabía sus horarios de colegio y, en efecto, hizo varios papeles de verdugo”, afirmó. 

Después de contarle la situación a su suegra, ella le dijo que su hijo “tenía comportamientos agresivos, que era una persona violenta y estaba medicado. Ahí hice mi primera denuncia, lo excluyeron del hogar y me dieron un botón antipánico”. Pero ese dispositivo no sirvió de mucho: “Cada vez que lo accionaba y llamaba a la Policía, él ya no estaba. Entonces, me decían que si no estaba en el lugar, no podían hacer nada”.

Las amenazas siguieron: “Pasaba con la camioneta por al lado mío y me insultaba, diciéndome que tenía los días contados. También me decía que mis familiares me iban a encontrar en una bolsa, tirada en una zanja. Una vez llegué a mi casa y él me había cortado la luz. También le decía a mis clientes que no se atiendan conmigo porque les iba a romper los vidrios de sus ventanas y que no me podían dar de comer porque me quería ver arruinada”.

 “Ya hice siete denuncias, varias perimetrales que siempre fueron violadas. Nunca fui escuchada”, sentenció.

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