Micaela Massa tenía 14 años cuando la tragedia de su papá y su tío la atravesó. Ahora, cursa ingeniería zootecnista y trabaja con su madre en la misma verdulería que atendía su padre. Además, junto a su novio, elabora tablas y cuchillos para la venta; mientras que con una prima vende ropas.

“Medio como que uno se acostumbra a las fechas. Los primeros años fueron los peores. Se recuerda con tristeza y dolor. Pasó mucho tiempo y convivimos con la ausencia. Trato de no que sea un día peor a los demás y de seguir”, dice Micaela, en la Boutique de la Fruta, en la esquina de Rivadavia y Acuña.

La joven no supera las noticias policiales y cuenta: “Es siempre revivir. Si bien estas cosas ocurrieron siempre, nunca imaginamos esto en Cañuelas y que nos iba a ocurrir. Cada vez se pone peor. Sabemos del dolor. Es horrible el juicio e increíble estar allí, a metros de uno de lo que les pegó en el corazón a mí papá. Debemos ser unos de los pocos casos que obtuvimos justicia. Eso no calma, pero alivia un poco”.

“Sigo yendo al cementerio. Hará un mes que no voy por razones de salud. Pero el viernes, con motivo de los diez años, estuve con mi esposo (Rodolfo, de 77 años) y adonde ya fue uno de mis nietos por el Día del Padre. Seguimos acompañados de la familia. Todos nos seguimos viendo, viendo crecer a mis tres bisnietos. Los tres nietos mayores tienen una nena cada uno”, cuenta Estela Maris, madre de Marcelo y Leonardo Massa.

Sobre la inseguridad opina: “Me pongo lugar en las madres que padecieron pérdidas y es un gran sufrimiento para las familias”.

Matías Massa, hijo mayor de Leonardo, recuerda un saludo a la distancia que le hizo a su padre en el campo de sus abuelos. La tarde del crimen justo no fue ayudar en Doña Rosa. Su hermano Elías, quien tenía 12 años, vio buena parte del asalto cuando estaba en una oficina del negocio. “La vida continúa. Ya tengo una hija. Lo que nunca voy a entender cómo gente con condena seguía en las calles”, repite Matías frente a El Ciudadano.

Sobre el aspecto judicial, el abogado Juan Tiberio, del estudio de Fernando Burlando, destaca que durante el juicio oral, “ambos quedaron con perpetua. Y sin posibilidades de llevar un beneficio, además de declarados en carácter de reincidentes. Es de cumplimiento efectivo”.

En tanto, Rodolfo Robatto, quien fue el fiscal del caso cuando estalló, prefirió evitar comentarios. Se encuentra cumpliendo arresto domiciliario en San Miguel del Monte, acusado de apropiarse de un campo. Otro letrado complicado es Rubén Carrazzone, quien asistió la defensa de Fernando Marconi. Fue condenado por el femicidio de su concubina.