Desde muy chico Nicolás ‘Faisán’ Castelló está relacionado al mundo del automovilismo deportivo zonal dado que, de hecho, acompañaba a su padre Héctor Castelló allá por los ’90 cuando éste competía en la Clase C del TC Roqueperense.
A comienzos de los 2000 Castelló volvió a relacionarse al mundo tuerca aunque en la faz de constructor del Ford Taunus con el que luego Hernán Belletieri, con Castelló como copiloto, logró el Subcampeonato en la Turismo Standard del TC Roqueperense dando luego, en 2005, sus primeros pasos como piloto al competir en el GT900 con aquel mismo Gordini que su padre tripulaba cuando él era apenas un nene.
Posteriormente y sobre el mismo exponente de la marca del rombo, el cañuelense realizó varias incursiones en la Clase C del TCR comenzando luego a construir un Dodge 1500 para la Turismo Standard del TCR, proyecto que no terminó pero que sí concretó Belletieri compitiendo incluso con él en aquella categoría.
Cuestiones personales hicieron que Castelló se alejara del automovilismo deportivo hasta que no hace mucho se dio todo como para pensar en el regreso a las pistas, aunque con otro tipo de máquina y con una potencia mayor: una cafetera.

Los primeros pasos, el presente y lo que se viene
Hace poco más de dos años Castelló adquirió un auto que no solo nunca corrió sino que además estaba desactualizado, aunque la idea era usarlo como base para desde allí partir hacia la culminación del proyecto propio.
Luego de ser desmantelado por completo, aquel auto fue reconstruido prácticamente en su totalidad por lo que la actual máquina anaranjada poco y nada tiene de aquella unidad adquirida en la zona sur del Gran Buenos Aires.
Impulsada por un motor Chevrolet, actualmente el ‘faisán móvil’ se encuentra prácticamente terminado y a la espera de algunos ajustes como para realizar su primera prueba en un circuito.
“Hace dos años compramos un auto desactualizado que nunca había corrido para usar como base, pero terminamos trabajando más que si hubiéramos arrancado desde cero dado que fue poco lo que se terminó usando de aquel auto”, comentó Castelló a El Ciudadano.

Nicolás Castelló (primero de izquierda a derecha) junto a sus hermanos y al legendario Héctor Castelló.

“Esto es básicamente un proyecto familiar dado que mi viejo se encarga del motor y yo del chasis. Quiero aprovechar los últimos cartuchos del viejo y volver a compartir algo con él y ahí radica el porqué de todo esto”.
Tras haber realizado ya una primera tirada en la ruta, el objetivo de Castelló es asistir antes de fin de año a un circuito, en ocasión de una competencia oficial, para formar parte de los entrenamientos postergando el debut para el 2022.
“En este 2021 aspiro a formar parte de alguna prueba libre más que nada para ver dónde estamos parados tanto yo, que nunca manejé un auto de estas características, como el auto en sí en relación con el resto de las cafeteras de la Biplaza Brandsen”.
Pero el disfrute de toda esta movida, para Castelló, no pasa únicamente por el hecho de acelerar en la pista: “Naturalmente tengo ganas de correr aunque la carrera en sí es una circunstancia, esto también es un cable a tierra en el día a día, algo en qué dedicarme tranquilo cuando estoy en casa haciendo todo en familia que es lo más importante”.

Lic. Matías Folgueira – matiasf@elciudadano.com.ar