Leandro Barni 04/03/2025

Natalia Poledo, docente secundaria: “Estamos educando chicos para un mundo que no existe”

La preceptora y profesora de Matemática a nivel secundario habló sobre el uso de la tecnología en las aulas, la adicción a la pantalla y los desafíos a los que docentes y alumnos se enfrentan a futuro. Charla profundo con El Ciudadano a un día del inicio de las clases.

Los chicos pasan demasiado tiempo al frente de las pantallas y es un problema a resolver.


En un mundo donde las pantallas dominan la atención, Natalia Poledo, preceptora del nivel secundario y docente en el profesorado de Matemática con la materia ‘Enseñar con Tecnología’, reflexiona sobre los retos y desafíos que conlleva el uso indiscriminado de las pantallas en adolescentes. 

En esta entrevista con El Ciudadano, comparte su visión sobre cómo los teléfonos inteligentes configuran nuevas dinámicas entre los jóvenes y plantean un desafío tanto para las familias como para los docentes.

“Hoy en día hay un gran problema con las adicciones a los videojuegos en línea”, explica Poledo, quien lleva doce años de ejercicio de la docencia en los ámbitos privados y público.

Natalia Poledo es preceptora en el nivel secundario y profesora de un terciario. Habló con El Ciudadano.

Y destaca que cada vez son más los chicos que, desde muy temprana edad, desarrollan adicciones debido a la gran libertad con la que manejan sus dispositivos. “El teléfono es algo privado para ellos, casi como si mirar su pantalla fuera invadir su intimidad”, menciona. Sin embargo, resalta el contraste: “Los padres muchas veces ni siquiera saben qué hay en ese teléfono, mientras que sus compañeros sí conocen hasta sus contraseñas”.

Esta privacidad, señala la docente de 37 años,  también introduce riesgos, y subraya que los adolescentes muchas veces no son conscientes de los límites que necesitan para protegerse en línea. “Están en pleno proceso de desarrollo, su cerebro sigue creciendo. Sin embargo, les estamos entregando herramientas con un potencial peligroso sin la orientación adecuada”, enfatiza.

Poledo considera que el desconocimiento de los padres respecto a la tecnología agrava la situación: “Muchos padres no saben que existen herramientas para controlar el uso que sus hijos hacen de los dispositivos, como las cuentas de Google que pueden asociarse a una cuenta de adulto. Esto permite monitorear cuánto tiempo pasan en Internet o incluso limitar la descarga de aplicaciones”. Sin embargo, insiste en que falta educación en este aspecto tanto para los adultos como para los mismos docentes.

A pesar de los desafíos, Poledo también reconoce el potencial educativo de la tecnología: “Si se usa con responsabilidad, el teléfono puede ser un gran aliado en el aula”. Aun así, lamenta la falta de políticas claras que regulen su uso escolar: “No existe ninguna ley que prohíba el uso del teléfono en el aula y eso deja a los docentes en una situación complicada”. Y agrega: “Pasamos de un exceso de utilización del pizarrón a un exceso con la pantalla. Ambos deben mediarse como recursos complementarios”.

Cuando menciona las aulas, destaca que en muchos sectores todavía existe un acceso limitado a la tecnología: “Incluso hay escuelas sin conexión a Internet o sin las herramientas necesarias. Tener computadoras sirve de poco si no se capacita a los docentes para sacarle provecho”.

Poledo recalca un punto crucial: “Estamos educando chicos para un mundo que aún no existe. Sabemos que necesitarán habilidades blandas, creatividad, adaptabilidad... pero no estamos seguros de si estamos logrando darles esas herramientas”. Reconoce que la educación enfrenta un equilibrio difícil entre la metodología tradicional y los métodos que se imponen con los avances tecnológicos.

Finalmente, aborda los recientes cambios en el sistema educativo en la Provincia de Buenos Aires, como la eliminación hace bastante tiempo de las amonestaciones y la flexibilización de las faltas: “Por un lado, el foco está en que el alumno aprenda todos los temas, pero a veces eso se fragmenta tanto que se pierde una visión integral del aprendizaje”.

Y amplía: “El trabajo del docente siempre ha sido desafiante, pero hoy más que nunca nos enfrentamos a un sistema que requiere reorganización y adaptación”, concluye. En plena transición tecnológica, su mensaje resuena claro: la tecnología no es la única clave, sino cómo la utilizamos para formar a los chicos los desafíos futuros.