El precario cruce peatonal que une la zona oeste de la localidad de Máximo Paz con el barrio Güemes, partido de Ezeiza, está destruido a causa de la falta de mantenimiento de años.
El puente se encuentra en la finalización de calle Rosales y vincula ambos distritos separados por el Arroyo Cañuelas. El mismo es utilizado constantemente por adultos y niños cañuelenses; ya sea para realizar compras o asistir a la unidad sanitaria o instituciones educativas –en períodos presenciales– de la jurisdicción lindante.
La vieja construcción metálica cada vez está peor, El Ciudadano se acercó al lugar y realmente provoca miedo pisar la desvencijada pasarela de hierro. En algunos tramos hay agujeros que los lugareños taparon con tarimas y de noche una lastimosa luminaria, protegida por un botellón cortado, alumbra su entrada.
El ‘Puente de Rosales’, como lo llaman los lugareños, suele sufrir las crecidas del arroyo tras los intensos temporales, por ello, también se reclama por el relleno de sus inmediaciones. En rigor de verdad, el margen cañuelense es el más penoso de ambos, el de menos luz, el que más rápido se anega y el más peligroso.
Mientras se aguardan con esperanza las obras de construcción del fundamental nuevo puente de calle Combate de los Pozos, los humildes vecinos del suburbio piden que no se olviden de este cruce que requiere un menor presupuesto para sus arreglos. Por ello, los maximopaceños y ezeicenses aguardan que el jefe comunal de Ezeiza, Alejandro Granados, y la intendenta local, Marisa Fassi, congenien un proyecto colectivo para mejorar el mismo.

El ‘Puente de Rosales’, lo bautizaron los lugareños.

Lic. Marcelo Romero – [email protected]