Un asesinato a cuchilladas con una trama oscura de prisión domiciliaria y consumo de drogas

Policiales 19 de septiembre de 2020 Por El Ciudadano
Por el asesinato de Mirta Barcia hay tres detenidos, que al momento se negaron a declarar. Los investigadores analizan comunicaciones de teléfonos celulares, prendas de vestir y un elemento cortante, con el que habrían atacado a la mujer, tal como informó en exclusiva este medio.
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La policía realizó al día siguiente distintos peritajes en la zona del ataque a la vecina.

Mirta Barcia estaba malherida. Sus familiares escucharon los gritos de dolor. Los atacantes habían uido al ver que la mujer había quedado ensangrentada en la calle. La escena que vieron los testigos era salvaje. La vecina de 63 años yacía tendida en la vía pública.

Las mujeres la levantaron como pudieron, la cargaron en un auto y la llevaron, en vano, al Hospital Marzetti. Cuando llegaron fue muy poco lo que podían hacer los médicos de guardia, ya estaba muerta.

Había fallecido a causa de los severos apuñalamientos sufridos en la noche del martes 8, configurado en un nuevo crimen en la ciudad. Desde la semana pasada el Gabinete de Homicidios de la DDI de Cañuelas realizó allanamientos y detuvo a tres sujetos.

Mirta sufrió el ataque en la vereda de la casa de su hermana. Estaba por subirse al auto Corsa cuando tres sujetos pasaban por el lugar, y aprovechándose de las mujeres emprendieron el ataque. El objetivo era sustraer el teléfono celular que Mirta llevaba en una de sus manos. En el lugar estaba acompañada de una hijastra, la nuera y un bebe que cargaba una de ellas. Todas estaban sobre el umbral de la vivienda del barrio La Capilla.

Tras el ataque, los alrededores eran todo conmoción y dolor, tanto de familiares como de vecinos. Al día siguiente hubo una marcha para reclamar justicia, del mismo modo que por la muerte violenta de Daniel López, acaecida el sábado 5, en el barrio Las Chapitas, en medio de un conflicto barrial.

La hipótesis –según fuentes oficiales consultadas por este medio– hasta el momento es una, el robo y el consumo de drogas. El episodio ocurrió en una zona donde la droga y las armas gobiernan muchas de las acciones.

10 sospechosos 

En las primeras horas posteriores al hecho había diez sospechosos. Y la modalidad investigativa de los policías era la de buscar nombres conocidos de la marginalidad y el crimen. La dirección de la investigación no estaba en el lugar del hecho. “Salieron a buscar nombres”, se quejó un detective. El fiscal de la causa ordenó buscar a un conocido delincuente de Cañuelas para que les dijera los nombres de los asesinos. Los oficiales se trataron de mover con rapidez y preservar para que “no caiga cualquiera”.

La fiscalía fue depurando las hipótesis policiales, no dejando que la investigación sea conducida por la propia policía, que puede contaminar el camino, por necesidad, por apuro o hasta por mala intención. No podemos dejar de recordar que el crimen sucedió en una semana de revuelta de la Bonaerense por sus reclamos salariales.

Sin suposiciones, los investigadores tienen pocas dudas de que este hecho tiene a los autores materiales del asesinato identificados.

La motivación del ataque parece clara, un robo; como también las circunstancias, fueron unos segundos para que unos delincuentes vean una ocasión de robo, uno de ellos (aparentemente Corvalán) le asestó los golpes con el arma blanca directamente a Barcia que sostenía su aparato.  

Se presume que los delincuentes actuaron sin resistencia de la víctima, por lo que se sospecha que no fue un homicidio en ocasión de robo, lo que tiene pena de prisión o reclusión de 10 a 25 años, sino que fue un homicidio para procurar la impunidad y el resultado del robo. Esa figura es más grave, se prevé la condena a perpetua.

Los voceros de la investigación consultados coincidieron en mencionar que los sospechosos estaban drogados. Algo que ya no se puede determinar, dado que no les realizaron los estudios correspondientes.

Los criminales escaparon con el teléfono, sin otras pertenencias, por la calle Vicente Casares en dirección al barrio La Unión, alejandose de la escena corriendo.

Desde las primeras horas del crimen, distintos grupos de policías procedieron a realizar un rastrillaje en la zona y a entrevistar puerta a puerta, con el fin de establecer algún testigo presencial, señalaron los voceros de la fiscalía. También buscaron en cámaras de seguridad municipales y privadas instaladas en la zona. Con los datos obtenidos efectuaron varios allanamientos en inmuebles cercanos a la escena del crimen, con el aval del juzgado de Garantías 8 se llevó adelante el procedimiento con efectivos de la Comisaría Primera, CPC, GAD y DDI, además de la Secretaría de Seguridad municipal.

Los delincuentes no estuvieron prófugos por mucho tiempo. Las testigos describieron características físicas de los asaltantes y las ropas que vestían. Eso fue clave para atraparlos antes de terminar la semana. Luego hubo un hombre que estaba cerca del lugar del hecho. Resulta que le dio curiosidad la corrida de unos muchachones y presumió que podrían ser asaltantes. Los siguió unos metros y vio que uno de ellos se descartó o quitó una campera que luego fue secuestrada.  Esa ropa llevó a los investigadores a Quinteros.

Entre los elementos de interés para la causa hay una prenda de vestir adjudicada a un sospecho, que fue levantada la misma noche del crimen; al día siguiente y con un detector de metales, a unos 50 metros de la ropa, se halló una hoja de arma blanca, ambos sobre calle Tucumán.

Sobre el elemento contundente no está certificado si se usó para matar a la esposa de Alberto ‘Chajá’ Porciel. Faltan hacer las pericias para saber si con ese objeto se agredió a la víctima.

En tanto la autopsia reveló que la vecina sufrió tres puntazos en el medio del pecho, en un radio de diez centímetros.  En un principio se sospechaba que se había utilizado un arma de fuego. Algunos vecinos manifestaron que escucharon detonar un arma de fuego en el momento del hecho, algo que no se pudo comprobar al momento.

Luego de los ‘peinados’ en la zona, un hombre se presentó en las oficinas de la UFI 1, a cargo de Lisandro Damonte, y quedó definido uno de los sospechosos de haber participado en el homicidio.

En el barrio que está en inmediaciones de Molino Cañuelas, protagonista de este crimen, los testigos fueron claves para atraparlos.

De Cañuelas 

El sábado 12, los tres detenidos se negaron a declarar ante el fiscal Damonte, por consejo de Defensoría Oficial de Cañuelas. Al cierre de esta edición ninguna de las personas había hecho una ampliación para referirse al hecho. Hasta el 10 de octubre el fiscal interviniente tiene plazo para solicitar la prisión preventiva de Leonardo Ezequiel Quinteros, de 28, y Juan Pedro Corvalán, de 29 años, detenidos por ‘homicidio calificado’ y ‘robo calificado’; en tanto que Arrieta por ‘encubrimiento agravado por la gravedad del delito precedente’. En su poder se le encontró un Samsung similar al de Barcia y la tarjeta SIM colocada en otro aparato de su propiedad.

Sobre Corvalán, se supo que se encontraba con el cumplimiento de prisión domiciliaria en su casa de calle Acuña al 1000, del barrio Sarmiento, por un expediente con la venta de drogas.

Los tres son vecinos de Cañuelas y tanto su vestimenta como fisonomía apuntan a las características descritas por los testigos. Como parte de la investigación, en los domicilios registrados de los sospechosos se secuestraron teléfonos celulares. La Policía Científica también levantó rastros papilares en la carrocería de la víctima.


Leandro Barni - [email protected]

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