Los pacientes del Hospital Dardo Rocha también adaptados a la pandemia

Salud - COVID-19 04 de julio de 2020 Por El Ciudadano
Desde antes del decreto de Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, el nosocomio psiquiátrico de Uribelarrea restringió las visitas de los familiares. Les dejan hacer llamadas al teléfono del centro de salud para comunicarse con sus seres queridos.
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Algunos momentos de cuando los pacientes participaban de salidas temporales.

Un poco antes del inicio de la cuarentena se tomaron medidas en el Hospital Subzonal Especializado ‘‘Dardo Rocha’’ de Uribelarrea, el centro psiquiátrico de hombres que se encuentra desde 1972. Allí están internados un total de 83 pacientes con distintas enfermedades que afectan su salud mental y física, y que debido a las medidas de aislamiento tomadas por la pandemia, ya no tienen contacto físico con sus seres queridos para evitar contagios. Tampoco salen a participar de actividades artísticas y recreativas ni a trabajar.  Con dibujos, charlas y llamados telefónicos, algunos de los pacientes se enfrentan a las nuevas medidas adoptadas por el coronavirus.

Antes del decreto presidencial se suspendieron los acompañantes terapéuticos  –oriundos de nuestra ciudad– que iban al hospital para acompañarlos en tareas diarias, como son atarse los cordones o mirarse a un espejo.

Los internos se encuentran a cargo de un curador, del Estado, que se produce cuando un individuo está en medio de una situación de salud que excede a lo familiar y es peligroso para sí y terceros.

Además de no contar con el recurso de los acompañantes, ya no tienen las salidas temporales, pero tampoco las visitas de unas quince familias.  Y en medio de la cuarentena absorbió también a tres internos que estaban en casas de sus familias. Uno de ellos no se integró y los otros permanecieron con sus  parientes.

Al tratarse de un centro de salud y como sucede con los geriátricos, el virus es el que entra a estos espacios llevado por los trabajadores de salud o proveedores. Por ello se adoptaron una serie de medidas. El Dardo tiene un plantel de casi 70 trabajadores.

Es entonces que aislaron a los ‘chicos’, como se llama de manera cariñosa a los internados, por lo que no entra el personal que no hace tarea alguna con los pacientes. Y los proveedores ingresan por otro acceso. Además se rota el horario del personal de salud y se cambiaron algunos ambientes para seguir atendiendo a los internos. Asimismo se toma la temperatura y desinfectan los calzados.  Por otro lado tienen preparadas 16 camas de aislamiento, las que hasta el momento no fueron usadas.

Y para suplir en algo esa pérdida de contacto del paciente con su familiar, se efectúan llamadas telefónicas en la enfermería, antes iban a una oficina. Todo para evitar contagios. También han efectuado videollamadas o enviado WhastApps con los aparatos de los empleados. Pero este tipo de proceder no es posible con todos los internos por sus características  en la psiquis.

“Los chicos saben y con su capacidad te dicen que anda un bicho afuera y que por eso no se puede salir”, dice una trabajadora que presta servicios. También hay varios pacientes que no saben lo que sucede por su patología profunda por lo que no se alteró su rutina.  Sin embargo, siguió diciendo la empleada consultada, “cada uno de nosotros tiene una llegada afectiva diferente, sea el celador, un enfermero, con el médico y entonces te dicen ‘mamá’, otro que muestra los dibujos, o tienen alguna pelea. Esto se vio alterado con los movimientos del personal”.  También extramuros varios de ellos mantienen contacto con los vecinos de Uribe, que pueden por caso llegar a invitarlos a un cumpleaños familiar.  

Antes de la pandemia los chicos podían ir a visitar el mar, tomar clases de folklore, pintar en el Instituto Cultural Cañuelas. También otros concurrían a un taller protegido en el centro de la ciudad. Y es entonces cuando algunos de los chicos empiezan a traslucir tristeza por la pérdida de las salidas o alterarse un poco.

Sin pabellones como son en otros lugares de psiquiatría, se trata de una casa amplia para los pacientes que puede llevar internaciones hasta de por vida, que van de los 25 a los 73 años. La mayoría de ellos son bonaerenses y provenientes de familias muy carenciadas, cuando las tienen.  

“Se hacen solo llamadas de las familias que tienen un vínculo con el paciente, no hay más visita de los seres queridos y no se hacen más salidas. Frente a la pandemia se montó además un circuito cerrado, con lo cual nos cubrimos puertas adentro de la gente que viene a trabajar y se estableció un protocolo, que hasta ahora protegió al personal y a los internos, varios de ellos de edad avanzada y con deficiencias mentales. Estamos en un buen camino y esperamos continuar de esa manera“, afirmó el director médico del Dardo, Aníbal Zabala, quien se encuentra a cargo desde el 2008, ante un llamado de este semanario.

Sobre los efectos de la cuarentena en los pacientes mencionó que “lo entienden y algunos de ellos piden un tapabocas, para lo cual se les entrega en señal de apoyo. Ellos tienen un sexto sentido que a veces nosotros no tenemos. Y está viniendo todo bien. No hubo desborde emocional”, cerró el profesional.

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Por un salón de juegos

Desde el nosocomio se pide a la comunidad que ayuden al hospital y su Comité de Crisis con donaciones de juguetes, que pueden ser autos (no pequeños), rompecabezas (de pocas piezas y grandes), metegol y juegos de mesa, asimismo puede ser algún sillón o puff. Para las colaboraciones deben comunicarse antes con el nosocomio al (02226) 49-3037. “Al recortarse las actividades que hacían afuera se trata de mantener el estado de confort y buscar una nueva distracción”, explicó el directivo del hospital Aníbal Zabala.


 Leandro Barni - [email protected]